Ya me marché de una vez. Ahora ya podéis respirar tranquilos. El día antes de irme fue una locura, primero lo de volar con Air Madrid que había tenido un montón de problemas con sus vuelos, la locura de poder llevar sólo 20 kilos de equipaje y todo lo que conlleva irse un año a vivir fuera.
El viaje no defraudó, 4 horas de retraso para salir de Barajas, y después 14 horas de vuelo, os podéis imaginar cómo llegamos al aeropuerto de Santiago, parecía que volviéramos de la guerra. Vaya caretos. Afortunadamente todo fue compensado por una de las visiones más impresionantes que he podido contemplar en mi vida.
Cuando llevábamos ya 12 horas de vuelo y no sabía que hacer para entretenerme (4 películas después) me puse a mirar por la ventana, ya era de noche y a lo lejos podían verse lo que aparentemente eran pequeños grupos de nubes blancas, el avión fue acercándonos poco a poco a esas manchas blancas cuando de repente me di cuenta que lo que yo creía haber visto no eran nubes sino los inmensos Andes iluminados por la luna llena que los lucía esa noche. De verdad que es de las cosas más bonitas que he visto nunca, estuvimos unos 20 minutos sobrevolando montaña tras montaña, miles de picos nevados y ni un solo atisbo de civilización. Parecía que la nieve lucía por sí sola. Algo impresionante.
Y después de esta escena poética tan impropia de mí, a los datos prácticos. Llevo aqui una semana, estoy durmiendo con un colega del curro que se ha quedado con el piso de un becario del año pasado, yo estoy buscando todavía, pero espero que en breve ya me haya instalado. Buscar piso es un coñazo, pero la verdad que por aquí hay unas casas de impresión y no es tan caro como madrid, lo que hace la tarea menos desesperante.
Los compañeros del curro son geniales, con los que iba desde madrid muy majetes, y los que van de parte de las comunidades autónomas que llevan aquí ya casi un año son la caña, nos han acogido genial, ya nos sacaron de marcha a garitos super chulos y se portan muy bien con nosotros.
Ayer fue el día de la hispanidad y tuvimos recepción con el embajador, es de coña que hace un par de semanas estuviera tirado en algún lugar de marruecos durmiendo en el coche, y ayer estaba de traje, comiendo jamón de primera calidad y bebiendo vino con generales, ministros y lo más granado de la sociedad chilena. Como os podréis imaginar, mi mayor preocupación fue ponerme hasta el culo de jamón que por aquí es dificil de encontrar. En fin muy divertido.
Poco más que contaros, cuando tenga piso haber si os mando unas fotillos o algo.
Un abrazo fuerte. Miguel.
viernes, 15 de septiembre de 2006
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